
Snowden, por Platon.
En unas horas, la Real Academia de Ciencias de Suecia va a anunciar el ganador del Nobel de la Paz. Uno de los nominados es Edward Snowden, ex contratista informático de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), un tipo que a los 30 años decidió arriesgar su vida para contarle al mundo que su gobierno estaba escuchando todas las conversaciones y leyendo todos los mails de la gente, con la ayuda de varias (pero pocas) empresas por donde pasa todas nuestra información diaria: Microsoft, Google, Yahoo!, Facebook, YouTube, Skype, AOL y Apple.
Pero Snowden no va a ganar. Entre los 278 nominados está el Papa Francisco, el casi seguro ganador, el argentino que desde que llegó al Vaticano suma gestos por el bien y la paz mundial y no para de sacarse fotos con todos sus fans, no importa si hicieron algo bueno, malo, simplemente sacaron turno para ir a sacarse una selfie con él, garantía de convertirse a través de esa foto en otra persona de bien. Francisco es el candidato porque a la Academia le gusta pensar que el mundo todavía es bueno, en el ser humano de Rousseau, el buen salvaje corrompido por la modernidad, más que en la criatura egoísta y miedosa que llevamos dentro, como nos enseñó Hobbes. La Real Academia todavía cree en esa idea de paz kantiana a la que podemos aspirar si decidimos que aún Obama, con Guantánamo y sus torturas en pie, puede ganar, y con ello convencer a su país, el menos pacífico del planeta, de que se convierta. (O aún cuando Obama diga que el Nobel se lo dan a cualquiera). Sigue leyendo →